¿Quieres leer con música?
Dale Play
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Isaías 26:3.
Cuando una embarcación en alta mar es víctima de una implacable tormenta lo que más desean los tripulantes es que haya bonanza, quietud o “Completa Paz”. Muchos batallan para alcanzar siquiera algo de quietud o de sosiego cuando son arrasados por los múltiples problemas que son como tormentas insuperables, pero "Completa Paz" es algo que podemos decir que supera nuestra realidad, como que es algo inalcanzable ¿Qué tan cierto es esto?
Esa tranquilidad, quietud o “Completa Paz” es posible en la medida que confiemos en el Señor y en lo que Él ha prometido. Esta promesa de “Completa Paz” es para aquellos que tienen su confianza y sus pensamientos firmes en Dios, es decir, que no cambian las promesas de Dios por el miedo o falta de fe, sino que sin importar los problemas o dificultades, sus pensamientos y acciones permanecen cien por ciento confiados y firmes en Dios.
La batalla de David contra Goliat es un ejemplo muy bueno de alguien que confía y tiene los pensamientos firmes en Dios. En 1 Samuel 17:16 dice que Goliat pasó cuarenta días insultando al pueblo de Dios. ¿Por qué? Porque el enemigo sabe que la batalla comienza a ser ganada cuando se empieza a debilitar la firmeza de los pensamientos y esto trae como consecuencia menoscabar la confianza en Dios. Por eso el diablo consigue vencer tantas batallas que nunca estuvieron destinadas para ganarlas, porque la confianza y los pensamientos de la persona no han perseverado en Dios.
David, cuando escuchó el desafío de Goliat, no dudó, sino que en seguida supo que tenía que poner a ese enemigo en el lugar que le correspondía, y así lo hizo. David tenía sus pensamientos firmes en Dios, por eso el Altísimo lo guardó en “Completa Paz”, porque David confiaba en Él. Mi hermano, no temas, no cambies las promesas de Dios por las mentiras del diablo. Persevera en la confianza y tus pensamientos en Dios y Él hará el milagro completo. ¡Recuerda Dios tiene control de todo!
Con aprecio y amor.
Hernando y Mary Aparicio