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“Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad.” Isaías 35:6
Cada persona cuando sale de su casa cada día y se dirige a su trabajo, a sus estudios, al supermercado, a pasear etc. se va a cruzar con muchas personas que transitan a un determinado lugar, pero usted no sabe que es lo que están viviendo cada una de ellas, ni como se sienten ni tampoco ellas saben nada de usted, pero estoy seguro que muchas de esas personas se sienten solas, aun cuando haya mucha gente a su alrededor, incluso usted mismo puede estar en esta misma situación. Por lo general, siempre estamos rodeados de personas que experimentan profunda soledad como, por ejemplo: el rico, el pobre, el padre soltero, el joven, el hombre de negocios, el líder, el profesional, el ama de casa, el que no tiene trabajo, etc. Nadie está inmune a la soledad, incluso los hombres y mujeres de Dios también experimentan soledad.
¿Recuerdas al profeta Elías? Él se destaca como el más dramático y vehemente profeta de Dios. Paró la lluvia, desafió a un rey cara a cara, hizo caer fuego del cielo, mandó ejecutar a cientos de falsos profetas y predijo con exactitud la fecha en que terminaría una sequía de tres años y medio. Sin embargo, la Palabra de Dios dice que: "Elías era tan humano como cualquiera de nosotros...” Santiago 5:17 NTV. Vivió momentos de angustia y soledad terminando en el desierto, bajo un árbol y totalmente desesperado (1 Reyes 18:46-19:4).
Al final terminó desfalleciente bajo un árbol en un lugar desierto y lloró: "Es suficiente, Señor. Lleva mi vida. Quiero morirme." ¿Alguna vez ha sentido usted tanto desaliento y soledad y no ha tenido a nadie cerca que lo anime? Ponga atención cómo Dios ayuda al profeta en el momento de la crisis.
Físicamente, Dios le da alimento y un buen descanso.
Emocionalmente, el Señor le hace saber a Elías que su presencia está con él y lo anima.
Espiritualmente, Dios exhorta a Elías a seguirlo una vez más.
Socialmente, el Señor le habla a Elías acerca de un gran número de hombres y mujeres de Dios con quienes podrá tener camaradería y recibirá aún más ánimo.
De la misma manera, Dios quiere suplir tus necesidades personales, tú no puedes vivir la vida cristiana victoriosa en soledad y en tus propias fuerzas, es imposible. Utilice su soledad o desaliento como una herramienta para aferrarse nuevamente al Señor. No permanezca sentado bajo el árbol de la desesperación. Las últimas palabras de Jesucristo fueron que estaría con nosotros todos los días de nuestra vida. ¡No tienes por qué sentirte sólo, Él está contigo!
Con aprecio y amor.
Hernando y Mary Aparicio