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“Él es mi Dios amoroso, mi amparo, mi más alto escondite, mi libertador, mi escudo, en quien me refugio. Él es quien pone los pueblos a mis pies.” Salmos 144:2 (NVI)
Esta expresión de David revela dos cosas claramente:
Lo limitado que es el hombre para enfrentar situaciones indomables en un determinado momento de su vida, donde sus fuerzas humanas no representan absolutamente nada evidenciando cuán frágiles somos.
Lo absoluto y Todopoderoso que es NUESTRO DIOS Y PADRE para levantar al caído, para dar provisión al que no tiene nada, para hacer nuevas todas las cosas, hacer que el desierto se convierta en verdor y la sequedad en manantiales de verano.
Quiero que estés convencido que: “El Señor siempre es TU PROVEEDOR cuando no tengas; Él siempre VE LO MEJOR que hay en ti cuando otros te menosprecian; ESTARÁ DE TU LADO cuando todos te fallen, en Él DESCANSAS cuando la tormenta ruge con toda su furia; LEVANTA TU CABEZA cuando el peso de las cargas te doblegan; TE DA AMOR cuando otros no te aman; TE DA AMPARO cuando estás desprotegido”
Por todo esto, nuestro corazón HOY se llena de gozo y de Esperanza en medio de la tribulación.
Con aprecio y amor.
Hernando y Mary Aparicio