¿Quieres leer con música?
Dale Play
“No se preocupen por el día de mañana, porque mañana habrá tiempo para preocuparse. Cada día tiene bastante con sus propios problemas.” San Mateo 6:34 DHH94I
El afán tiene que ver con ese deseo intenso y desmedido que mueve a una persona a hacer algo y trae consigo fatiga, impaciencia, desesperación y ansiedad. El afán siempre ha estado y estará presente en el diario vivir del ser humano, por eso Jesús también se refirió al respecto de NO AFANARNOS. En la actualidad el afán se ha acentuado en una forma alarmante en la vida de las personas, trayendo consigo diversas enfermedades en nuestro organismo. En el versículo que tomamos como base para escribir esta reflexión, podemos ver que el mismo Señor Jesucristo nos dice que no nos afanemos por el día de mañana, pues el día de mañana traerá su propio afán, pero aun así muchos creyentes hoy día están afanados por lo que traerá el día de mañana sin saber si llegará.
En la vida cristiana siempre vamos a enfrentar momentos que van a requerir de nosotros, paciencia, equilibro, dominio propio y sobre todo confianza en el Señor y que el momento difícil que estamos viviendo sea superado. El salmista en varias oportunidades al presentarse en su vida situaciones que le causaban tanto dolor y aflicción pudo decir: “¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.” Salmos 42:5.
Tú sabes que en medio de la desesperación Dios está contigo y te dará la salida a cualquier situación que estés atravesando. El Señor nos ha prometido que estará con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, que nos cuidará como a la niña de sus ojos y que es nuestro pastor y nada nos faltará. ¿No crees que esto es suficiente para descansar en el Señor y aquietar nuestro corazón afanado? ¡Alégrate y descansa de saber que el que te creó está pendiente de ti y de tus necesidades!
Con aprecio y amor.
Hernando y Mary Aparicio